La hortaliza pertenece a la misma familia que la cebolla y el puerro, y es muy versátil para ser incluida en nuestra gastronomía
Al visitar el supermercado para hacer las habituales compras, es posible que muchas personas se detengan a ver la procedencia de los alimentos que van a colocar en su canasta. Si bien una buena parte de ellos tienen una procedencia nacional, o sea, se elaboran o cultivan en España, muchos otros provienen de naciones extranjeras.
Las dos opciones son provechosas, pero casi siempre se recomienda que se compren productos frescos y de proximidad para así ser más sostenibles y respetuosos con la naturaleza, y al mismo tiempo de apoyar nuestra economía.
Dejando a un lado esto, consumir productos cultivados en nuestra tierra y muy cercanos a donde habitamos también tiene la ventaja de que, normalmente, poseen una gran calidad, en especial cuando de la agricultura se trata, debido a que podemos obtenerlos más frescos.
Bondades de los ajos tiernos o ajetes
Se trata de un alimento que resulta ideal para consumir en cualquier temporada, pero que ahora añade un plus: nos ayuda a aliviar los resfriados que tanto se producen durante estos últimos meses del año. Este producto no es más que los ajos tiernos o los ajetes, la planta fresca del ajo, que goza de un mayor contenido de agua.
Al ser un antiséptico y antibiótico natural, aparte de ayudar a descongestionar, su consumo permite la recuperación antes de los resfriados e inclusive ayudan a prevenirlos.
Los ajetes, por su parte, aportan vitaminas B1, B2, B6 y C, hierro, yodo, silicio, azufre, manganeso, selenio y posee un sabor más suave a diferencia del ajo común, por lo que incorporarlo en nuestra cocina es muy fácil. La versatilidad de este producto permite añadírselo a casi todo en la gastronomía, siendo ideales para guisos, sopas, sofritos, purés, revueltos, pucheros, tortillas, para sazonar pescados o carnes e inclusive en frituras.
El pueblo de Madrid donde se cultivan
Para encontrar un buen ramillete de ajos tiernos de calidad, si resides en la Madrid o cerca de ella, no tendrás que ir demasiado lejos. Esto es porque Chinchón, un hermoso pueblo madrileño, tiene una amplia tradición de sembradío de ajo, en especial de los ajetes o el ajo “fino”, desde hace muchos años. Este alimento cultivado en Chinchón se aprecia como uno de los mejores de todo el mundo, al igual que el de las Pedroñeras, gracias a su sabor y olores particulares.
Chinchón, aparte de cultivarlos, también posee una gran concentración de la venta del ajete, que se clasifica en dos tipos: la que hacen los agricultores, ajeras y envasadores, que comercializan el rubro directamente o lo proveen a la hostelería y, por otra parte, el comercio de las empresas mayoristas. Estas últimas compran el alimento a los agricultores y lo distribuyen a los mercados mayoristas y minoristas a lo largo y ancho de España.
Pero, este pueblo madrileño se distingue también por ser un municipio declarado Conjunto Histórico Artístico con su extraordinaria Plaza Mayor y el belleza de sus calles. Situado a solo 50 kilómetros de la capital de Madrid, Chinchón es un excelente destino para darse una escapada desde la ciudad, y es conocido tanto por visitantes nacionales como internacionales. Aparte del ajo, otros productos típicos de este pueblo son el anís, el vino y el aceite.
¿Cómo llegar a Chinchón?
Para llegar a este municipio desde Madrid, solo necesitas tener un vehículo para hacerlo, el recorrido no te llevará más de 55 minutos, tienes que tomar la carretera A3 hasta el Puente de Arganda, luego agarras la desviación señalizada hacia la derecha por la carretera M-311-313, que pasa cerca de Morata de Tajuña trayecto de Chinchón, de recorrido tortuoso en sus últimos tramos.
Pero, además tienes la alternativa de visitar el pueblo en transporte público desde la ciudad a Chinchón, usando la línea de autobuses 337 Madrid-Chinchón-Valdelaguna, que se comienza en la Plaza Conde Casal, inicio de la N-III, Madrid-Valencia. Los buses salen aproximadamente cada hora y el recorrido durará un poco más de una hora.